1- "Versi tra le sbarre",
publicada por las Ediciones Il Foglio, no
es una antología de poesía cualquiera.
Su particularidad es que los poetas antologados
son o han sido prisioneros políticos
cubanos. ¿Qué significación
tiene este libro para el mundo y para Italia?
El libro tiene, además
del valor literario, un valor simbólico
esencial. Se trata, por primera vez, de reunir
en un mismo volumen la obra poética
de siete prisioneros cubanos encarcelados
durante la llamada Primavera Negra del 2003
en Cuba. Esta oleada represiva emprendida
por la dictadura castrista mandó a
prisión, con condenas a veces superiores
a los veinte años de cárcel,
a 75 disidentes cubanos (periodistas independientes,
sindicalistas, bibliotecarios, profesionales)
por simple delito de opinión. De ellos,
siete, a mi conocimiento, poseían una
obra poética propia o, en el caso de
algunos, la prisión constituyó
el fermento de la incursión en el ámbito
de la poesía. Un libro de este tipo
no es sólo una novedad en Italia, donde
su publicación bilingüe en español
e italiano (traducido con mucho rigor por
Elisa Montanelli) ha visto la luz, sino que
constituye además una novedad internacional
dado que este tipo de antología poética
en relación con prisioneros políticos
cubanos nunca había sido publicada
en ninguna lengua. Ello se debe al empeño
de las Ediciones Il Foglio y a la colección
de Literatura Cubana que estas ediciones han
inaugurado en su catálogo de obras.
El esfuerzo es gigantesco pues se sabe que
en Italia el discurso propagandístico
en favor del castrismo predomina todavía
en los medios de comunicación y que
sus voceros inescrupulosos viven a costa de
la miseria y represión del pueblo cubano
en una especie de colaboracionismo abierto
con la dictadura.
2- ¿Cómo logró,
en las condiciones difíciles de la
censura en Cuba, reunir toda esta obra?
La dificultad esencial que
impone un régimen totalitario y autocrático
como el castrista a este tipo de trabajo está
en relación directa con la anulación
de la libertad de expresión como derecho
inalienable de cada individuo. Para nadie
es un secreto que en Cuba la prensa es un
monopolio de Estado, que no está autorizado
disentir en privado ni públicamente
y que queda incluso prohibido asociarse o
tan siquiera reunirse con vistas a cuestionar
al gobierno. Por esa razón la dificultad
esencial de este tipo de trabajo es la comunicación
con las personas relacionadas con los prisioneros,
pues con los prisioneros directamente es completamente
imposible y sólo las esposas y madres
son autorizadas a visitarlos en condiciones
excepcionales y luego de no pocas trabas.
La gente debería saber que en Cuba
hasta las líneas telefónicas
(cuando se logra obtener la comunicación)
están bajo escucha. Afortunadamente
el internet, a pesar de estar también
prohibido para el cubano corriente de la isla,
es un modo de comunicación contra el
que muy poco podrán hacer las dictaduras
del mundo. Siempre habrá una forma
de comunicar, ya sea a través de una
computadora de un amigo extranjero radicado
en Cuba o de una sede de una embajada extranjera
solidaria con la causa de la disidencia cubana.
Por esta vía ha salido de Cuba la poesía
que ahora se publica en la antología.
Ha sido, sobre todo, una labor titanesca para
las esposas y madres de los prisioneros, quienes
han transcrito, en el poco tiempo de conexión
que les ha sido dado por extranjeros solidarios,
las poesías de los encarcelados. También
ha sido imprescindible la labor de Cubanet,
una red de periodismo independiente cubano
basada en Miami, que transcribe continuamente
todo el material periodístico disidente
que sale de la isla. En ocasiones las fuentes
periodísticas del exilio cubano deben
recurrir al dictado por teléfono (cuando
se puede) para poner en la red los artículos
u otras obras de los periodistas independientes
desde Cuba. Pues como muy bien ilustra la
portada de "Versi tra le sbarre",
realizada por la artista italiana Elena Migliorini,
La Habana es una ciudad detrás de los
barrotes y todo contacto que signifique una
denuncia del régimen debe realizarse
prácticamente de forma clandestina.
3- Háblemos de los
poetas antologados.
Entre los poetas antologados
dos fueron liberados bajo "licencia extrapenal"
y condenados al exilio poco tiempo después
de la liberación. Quiero aclarar antes
que este término de "licencia
extrapenal" es una aberración
jurídica del castrismo que significa
que se autoriza a un prisionero a salir de
la prisión a condición de que
mantenga una conducta ejemplar y no reincida
en los actos por los que fue condenado. O
sea, una especie de chantaje que implica que
el prisionero político debe renunciar
a todo tipo de actividad contestataria con
respecto al régimen. Evidentemente,
si el "liberado" retoma sus actividades
de denuncia contra la dictadura puede ser
inmediatamente devuelto a la prisión
sin juicio ni causa alguna. Este tipo de "licencia
extrapenal" la recibieron dos de los
poetas antologados: Raúl Rivero y Manuel
Vázquez Portal, ambos escritores reconocidos
por su obra literaria precedente. Hoy día,
gracias a presiones internacionales, los dos
poetas viven en exilio. El primero en Madrid,
donde trabaja para el el periódico
"El Mundo", y el segundo en Miami,
desde donde colabora para Cubanet y "El
Nuevo Herald". Otro de los poetas "excarcelados",
Jorge Olivera Castillo, vive aún en
La Habana prácticamente como rehén
del régimen, pues a pesar de poseer
visa para emigrar a los Estados Unidos, las
autoridades migratorias cubanas le niegan
sistemáticamente la autorización
para abanadonar el país. El cuarto
poeta Mario Enrique Mayo Hernández
también recibió una licencia
de este tipo; mientras que otros tres: Regis
Iglesias Ramírez, Ricardo González
Alfonso y Omar Moisés Ruiz continúan
todavía en prisión.
4- ¿Qué valor
literario otorga a la selección que
Ud. ha realizado?
Este es un tópico delicado
pues de lo que se trata en este caso es de
una literatura de urgencia, de una obra que
ha brotado como un grito y que ha sido también
publicada para reproducir este grito de alarma
que es la crítica situación
actual de los derechos humanos en Cuba. Indudablemente,
en estas condiciones paupérrimas en
que vive la Cuba de hoy, el registro poético
de los siete poetas antologados difiere estilística
y literariamente hablando. Proceden de generaciones
diferentes, de tradiciones literarias disímiles,
pero los une la deplorable realidad que vivieron
(o viven) bajo la bota del castrismo. Valores
literarios hay de sobra, pero más allá
de éstos, lo que se trata es de una
creación realizada en condiciones extremas
por hombres que el terror no pudo silenciar.
Esa escritura, en las truculentas condiciones
de la isla, vale por encima de cuanta poesía
pueda hacerse desde un cómodo sillón
por los lamentables voceros, poetas o no,
de las maravillas del régimen castrista.
Estos hombres han tenido vergüenza y
mucha dignidad, no digo yo solamente ante
el mundo, sino ante sus propios compatriotas
hartos vivir casi medio siglo de humillaciones
y escamoteos de la libertad más elemental.
Gordiano Lupi
www.infol.it/lupi
lupi@infol.it
William
Navarrete
(Cuba, 1968)
Escritor cubano radicado
en París. Ha publicado: "La
chanson cubaine: textes et contexte"
(2000); "Centenario de la República
Cubana" (2002); "Cuba: la
musique en exil" (2004); Insulas
al pairo. Poesía cubana contemporánea
en París (2004); "Edad de
miedo al frío y otros poemas"
(2005) y "Catalejo en lontananza"
(2006). La edición italiana de
su poemario "Edad de miedo al frío"
fue publicada por las Ediciones Il Foglio
(2005). Colabora para diferentes periódicos
y revistas. Es fundador y preside la
Asociación por la Tercera República
Cubana (www.atrec.info). Su poemario
"Lumbres veladas del Sur"
se halla en proceso de edición.
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